martes, 24 de abril de 2012

CARACTERÍSTICAS CULTURALES REGIONALES Y EL IMPACTO DE LOS PROCESOS DE LA GLOBALIZACIÓN

Colombia es un país rico en diversidad cultural, que puede ofrecer al mundo la oportunidad de deleitarse con infinidad de manifestaciones que hacen parte de la identidad de su gente, no obstante todas las regiones a lo largo y ancho del territorio nacional se han visto notablemente influenciadas por el fenómeno de la globalización. En este corto recorrido por algunas de las regiones de nuestra nación mostraremos un poco de nuestras culturas en la actualidad.
Iniciamos con la ciudad de SANTA FE DE BOGOTÁ, se fundó el día 6 de agosto de 1538, por el español Gonzalo Jiménez de Quesada. Es importante recordar que sus antepasados eran indígenas del altiplano cundiboyacence, Los Muiscas,  un pueblo de agricultores, excelentes orfebres y alfareros que dejaron invaluables tesoros, pero después de la conquista las manifestaciones culturales mutaron o desaparecieron en su gran mayoría, la adaptabilidad de algunos pueblos les brindó  supervivencia en declive de su dignidad.
Actualmente dentro de la economía existe el imaginario de que las marcas extranjeras son de mejor calidad, cayendo la economía nacional en un maniqueísmo burócrata. La economía local son las micro-empresas, es decir, las panaderías, carnicerías,  tiendas, etc, en contraste con los supermercados y los centros comerciales que no dan espera para invadir el mercado y vender no solo productos, sino emociones como lo hacen también los medios de comunicación.
Respecto a la Malla Vial, Bogotá tiene 15.327 kilómetros carril de vías, solo el 6% está dedicado al Subsistema de Transporte. De esos, 4.873 kilómetros están pavimentados y 2.092 están sin pavimentar e incluso en construcción. Cabe decir que los barrios periféricos carecen de vías en buenas condiciones, cuando llega la época de lluvias barrios de diferentes localidades se inundan provocando entre otras cosas derrumbes, desplazamiento y propagación enfermedades. El desplazamiento ha llevado que la ciudad crezca fuera de la planeación distrital, obligando a las poblaciones a asentarse en terrenos no aptos y quedar desprotegidos. En cuanto a la Localidad 4 de San Cristobal Sur, según el diagnóstico físico y económico titulado Recorriendo San Cristóbal, realizado en el 2004 por el Departamento Administrativo de Planeación Distrital, se afirma: San Cristóbal es una de las cuatro localidades de Bogotá consideradas críticas, por tener las más altas proporciones de población pobre […]. Adicionalmente, la localidad concentra la mayor cantidad de población en miseria en relación con el total de su población según NBI, lo que indica que la problemática de miseria adquiere la mayor relevancia en esta localidad.
Continuamos con el EJE CAFETERO, la cultura cafetera caracterizada por familias numerosas,  que construían grandes haciendas y casonas para albergar no solo a la familia sino a los trabajadores,  su vestido típico con carriel, poncho y sombrero, sus tierras colmadas solo del cultivo del café.  Su medio de transporte el jeep, que cargaba de todo por las carreteras más peligrosas. Poco a poco el eje cafetero se fue transformando en un destino turístico, esto debido a que la bonanza del café ya no era igual a los viejos tiempos, donde el café daba para todo. La fábrica de café liofilizado brindaba a los habitantes de Chinchiná las mejores oportunidades de empleo y bienestar, eran las familias ricas y mejor acomodadas del pueblo, pero poco a poco fueron liquidados y despedidos de sus puestos, para empezar a contratar mano de obra barata. Los habitantes tuvieron que empezar a buscar otro tipo de empleos informales como el rebusque. El café que fue la base de las economías campesinas, pasa a embellecer el paisaje con el propósito de atraer turistas. El desarrollo de Chinchiná se ve absorbido por las dos capitales que tienen a su alrededor: Manizales y Pereira y pareciera que estuviera estancado en sus posibilidades de progreso. Empiezan a aparecer una serie de culturas urbanas, la delincuencia y drogadicción se apoderan de estas culturas, las personas se ven en la necesidad de emigrar a otros países en busca de un mejor futuro, el porcentaje de la población que emigro fue representativo, pero a partir de unos cinco años atrás tuvieron que regresar. Existe un restringido acceso a la educación superior, lo cual contribuye a agravar la situación, sin embargo, en los últimos cinco años el municipio trata de hacer un esfuerzo por fomentar la Educación superior e impulsar la creación de espacios públicos de recreación y deporte. El panorama es desalentador, sin embargo, las personas continúan conservando muchos de los rasgos culturales, tratando de dar empuje a la región a través del turismo. 
Pasamos al DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO, que se levanta imponente entre selvas, ríos y cordilleras en el suroccidente del país entre las fronteras de Ecuador y Perú. La historia nos habla de las diferentes bonanzas que han existido en este lugar, desde aquella que inició con la quina, pasando por la bonanza del caucho, la maderera, la petrolera y la cocalera; no sabemos qué otras vendrán pero ya se hace alusión a las bonanzas mineras, quizás la proyección de la locomotora minera del gobierno actual, tal vez tenga en la mira a este territorio para que continúe la depredación que por décadas ha sido una constante. Putumayo es un territorio de ancestros indígenas, aquí forjaron su desarrollo las culturas: Inga, Camëntsá, Kofanes, Huitotos, entre muchas otras, las cuales con el tiempo se han visto desplazadas de su territorio, menguadas, sometidas y hoy al borde de la extinción. Con la violencia de los años cincuenta en el siglo inmediatamente anterior, fue un territorio de refugio para muchas personas provenientes de diferentes partes del país; y con el tiempo y las circunstancias se convirtió nuestro departamento en receptor de familias enteras que buscaban mejores oportunidades a favor de una vida digna que el Estado no les garantizaba. Sin embargo, como dijera Heráclito de Éfeso, “todo cambia, todo fluye”; y hoy, este territorio se ve influenciado como cualquier lugar del mundo por el desaforado avance técnico-científico que en el peor de los casos exprime, subyuga y somete.
Finalizamos nuestro recorrido con la CIUDAD DE PASTO, la denominada ciudad sorpresa de Colombia, posee una altura de 2.559 metros sobre el nivel del mar y una temperatura media de 14 grados centígrados. Con aproximadamente 400.000 habitantes, quienes en el sector urbano dependen del comercio, los servicios y la industria, destacándose el procesamiento de alimentos y las artesanías. Es una ciudad donde se siente la presencia del pasado, mostrando un contraste arquitectónico sin igual con edificaciones de la época republicana y casas modernas. Esta ciudad se caracteriza por sus bellos paisajes, reservas naturales y centros culturales. El aspecto cultural de la ciudad está enmarcado en el carnaval de negros y blancos, el barniz de pasto, arquitectura religiosa de diferentes estilos, museos, bibliotecas y centros educativos. 
El Pasto de hoy es el resultado de su interrelación con el entorno regional como epicentro de la vida social, económica, cultural y política del Departamento de Nariño con el resto del País, condicionada por un modelo de crecimiento económico nacional Con la llegada de los medios masivos de comunicación, el incremento de escuelas, colegios y universidades, se cambian los modos de vida de los habitantes y progresivamente el hombre urbano se va alejando de sus raíces campesinas para dar paso a nuevas dinámicas, vestuarios, hábitos, costumbres y actividades propios de una ciudad “moderna”, aspectos que influyen principalmente en las últimas generaciones.
Todos los cambios que han sufrido las diferentes regiones de nuestro país, sin lugar a dudas ha llegado de la mano de la globalización, la misma que en palabras de Guadarrama no es otra cosa que “un proceso que está determinado por el desarrollo de determinadas leyes y fenómenos económicos de naturaleza objetiva que se presentan a nivel mundial del sistema capitalista de economía, que a diferencia de sus predecesores - la internacionalización y la transnacionalización como manifestación de la mundialización- se diferencia por las nuevas relaciones de interdependencia que se establecen entre los pueblos.”[1] Hoy no es raro entonces, ver a la gente, sobre todo a los jóvenes, entregados por completo a la tecnología que nos ofrece la sociedad de consumo, que somete al individuo y lo hace parte del nefasto mundo del comercio pese a perder su propia identidad.



[1] Tomado de: GOYENECHE, Jhon. Módulo de convivencia y expresiones culturales. UNAD. Bogotá. D.C. 2.008. Pág. 30.


Mirador de Juan Rey: Centro Ecoturístico del suroriente


Bogotá Carrera 7. Estatuas: Expresión del Rebusque 



Parque Nacional del Café. Desino Turístico




Indígenas Camëntsá produciendo aromáticas industrialmente. Sibundoy - Putumayo


Celebración del carnaval indígena, Febrero 2.010 - Sibundoy
Cambios en las generaciones pastusas

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